Guillermo Martínez
jueves, 24 de julio de 2014
La muerte lenta de Luciana B - fragmento-
Esa fue en adelante nuestra rutina: beso al llegar, su bolsito dejado, casi lanzado, a un costado del sofá, dos horas de dictado, un café y una breve conversación sonriente en el espacio estrecho de la cocina, dos horas más de dictado y en algún momento, infaltable, la oscilación, a medias dolorida, a medias seductora, a ambos costados de su cabeza y ese ruido seco y crujiente de vértebras. Empecé a conocer su ropa, las variantes de su cara, algún día más adormilada, los vaivenes de su pelo y sus hebillas, los signos cifrados del maquillaje. En una de estas mañanas iguales le pregunté por Kloster, cuando ya me interesaba mucho más ella que él, cuando empezó a parecerme también perfecta en todo sentido para mí, e imaginaba variantes improbables para quedármela...
Guillermo Martínez
Guillermo Martínez
miércoles, 2 de julio de 2014
Las afueras de Dios- Antonio Gala. Frag.
"Convertirse en un ser humano no es algo que se consiga de pronto, ni sin voluntad, ni sin esfuerzo.Es el resultado de un trabajo larguísimo. Muy pocos lo concluyen.
A menudo verás junto a ti gentes que creerán ser felices, que incluso lo serán a su manera, o quizá a una manera que les será impuesta. Si tú también te sientes feliz y nada te preguntas, no leas los papeles que acompañan a esta carta: no eres tú su destinatario. Pero si te desgarra el aullido de un mundo en el atardecer, de un mundo ajeno al sol que existió un día, que tiene frío y que no entiende, o peor, que sospecha que nada hay que entender; el aullido de un mundo que sufre sin que nadie vele su sufrimiento, sin que nadie lo torture tampoco, sin que nadie lo observe con una sonrisa de complacencia o de malignidad; el aullido de un mundo en el que todo cuanto sucede no es siquiera una broma gratuita porque no hay quien le gaste esa broma, porque sencillamente nada tiene el menor significado, entonces sí, entonces dentro de ti ha brotado la semilla del hombre, porque lo humano es la duda y la búsqueda. Lo humano es no ver la cara de ningún dios y, pese a ello, anhelar la serenidad para actuar serenamente; no buscar cubrirse las espaldas con una vida póstuma y, a pesar de eso, vivir valeroso ésta. Tal desolación es el reino del hombre, hijo mío, que se halla, como todos los reinos, al borde de un derrumbamiento.
Tendrás muchas alegrías y penas, y buscarás respuestas insondables que no te serán dadas, aunque en cada rincón del extenso mundo un presente de belleza exhibirá, con pudor, el secreto de la vida. Son tales presentes los que te darán sus pequeñas respuestas. Si no las desperdicias, un día te inundará la más grande, cuando seas sincero contigo y sencillo con todos. Aun así, te hallarás solo en medio de la multitud, estrepitosa, y solo contarás con tu amigo interior, que eres tú mismo, más allá de veleidades y emociones, más allá de la vida y de la muerte, fluyendo con ellas y entre ellas hacia algo que hemos dado en llamar Dios.
martes, 17 de junio de 2014
Ladrona de libros (frag)
¿Qué hay de ese beso, Saumensch?
Permaneció unos minutos más en el agua, hundido hasta la cintura, antes de salir y tenderle el libro. Los pantalones se le pegaban a las piernas y no dejaba de moverse. En realidad, creo que tenía miedo. Rudy Steiner temía el beso de la ladrona de libros. Debía de haberlo deseado con todas sus fuerzas. Debió de haberla querido con todo su corazón. Tanto, que nunca más volvería a pedírselo y se iría a la tumba sin él.
martes, 27 de mayo de 2014
El último encuentro. Sandor Marai
El tiempo lo conserva todo, pero todo se vuelve descolorido, como en las fotografías antiguas, fijadas en placas metálicas. La luz y el paso del tiempo desgastan los detalles precisos que caracterizan los rostros fotografiados. Hay que mirar la imagen desde distintos ángulos y buscar la luz apropiada para reconocer el rostro de la persona cuyos rasgos han quedado fijados en el espejo ciego de la placa. De la misma manera se desvanecen en el tiempo todos los recuerdos humanos. Luego, en algún momento inesperado, nos llega un rayo de luz y entonces volvemos a ver el mismo rostro olvidado.
martes, 20 de mayo de 2014
Antonio Gala - 'Quizás el amor es simplemente esto...
- "Quizá el amor es simplemente esto:
entregar una mano a otras dos manos,
olfatear una dorada nuca
y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio.
El grito y el dolor se pierden, dejan
sólo las huellas de sus negros rebaños,
y nada más nos queda este presente eterno
de renovarse entre unos brazos
Maquina la frente tortuosos caminos
y el corazón con frecuencia se confunde,
mientras las manos, en su sencillo oficio,
torpes y humildes siempre aciertan.
En medio de la noche alza su queja
el desamado, y a las estrellas mezcla
en su triste destino.
Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos
que infantiles se miran en los suyos.
Quizá el amor sea simplemente eso:
el gesto de acercarse y olvidarse.
Cada uno permanece siendo él mismo,
pero hay dos cuerpos que se funden.
Qué locura querer forzar un pecho
o una boca sellada.
Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige,
otros labios, su beso,
su natural deleite otra criatura.
De madrugada, junto al frío,
el insomne contempla sus inusadas manos:
piensa orgulloso que todo allí termina;
por sus sienes las lágrimas resbalan…
Y sin embargo, el amor quizá sea sólo esto:
olvidarse del llanto, dar de beber con gozo
a la boca que nos da, gozosa, su agua;
resignarse a la paz inocente del tigre;
dormirse junto a un cuerpo que se duerme.”
lunes, 19 de mayo de 2014
Francis Scott Fitzgerald a Zelda Fitzgerald
[...]Tú y yo hemos sido felices; y no lo hemos sido solo una vez, hemos sido felices miles de veces. Las posibilidades de que la
primavera, que llega para todos, como las canciones populares, nos pertenezca también, las posibilidades son muy halagüeñas en este momento porque, como siempre, puedo aguantar casi toda la opinión literaria contemporánea, liquidada, en el hueco de la mano, y cuando lo hago, veo al cisne flotando en ella y descubro que eres tú y sólo tú. Pero, Cisne, flota suavemente porque eres un cisne, porque con la exquisita curva de tu cuello los dioses te concedieron un don especial, y aunque te lo fracturaras tropezando con algún puente construido por el hombre, se curaría y seguirías avanzando. Olvida el pasado, lo que puedas, y da la vuelta y nada de nuevo hasta mí, a tu refugio de siempre, aunque a veces parezca una cueva oscura iluminada con las antorchas de la furia. Es el mejor refugio para ti, da la vuelta despacio en las aguas en las que te mueves y regresa.
Todo esto parece alegórico pero es muy real. Te necesito aquí. La tristeza del pasado me acompaña siempre. Las cosas que hicimos juntos y las cicatrices atroces que nos convirtieron en el pasado en supervivientes de guerra persisten como una especie de atmósfera que rodea todas las casas que habito. Las cosas agradables y los primeros años juntos, los meses que pasamos hace dos años en Montgomery me acompañarán siempre y tienes que creer como yo que podemos recuperarlos, si no en una nueva primavera, en un nuevo verano. Te quiero, amor mío, cariño.
Todo esto parece alegórico pero es muy real. Te necesito aquí. La tristeza del pasado me acompaña siempre. Las cosas que hicimos juntos y las cicatrices atroces que nos convirtieron en el pasado en supervivientes de guerra persisten como una especie de atmósfera que rodea todas las casas que habito. Las cosas agradables y los primeros años juntos, los meses que pasamos hace dos años en Montgomery me acompañarán siempre y tienes que creer como yo que podemos recuperarlos, si no en una nueva primavera, en un nuevo verano. Te quiero, amor mío, cariño.
lunes, 12 de mayo de 2014
Para leer en forma interrogativa (Tomado del libro 'Salvo el crepúsculo')
Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
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